viernes, 13 de diciembre de 2013

sábado 14 Diciembre 2013

sábado 14 Diciembre 2013

Sábado de la segunda semana de Adviento

San Juan de la Cruz

Leer el comentario del Evangelio por
San Agustín : Los profetas y la Ley han profetizado hasta que vino Juan (Mt 11,13)

Eclesiástico 48,1-4.9-11.
Después surgió como un fuego el profeta Elías, su palabra quemaba como una antorcha.
El atrajo el hambre sobre ellos y con su celo los diezmó.
Por la palabra del Señor, cerró el cielo, y también hizo caer tres veces fuego de lo alto.
¡Qué glorioso te hiciste, Elías, con tus prodigios! ¿Quién puede jactarse de ser igual a ti?
tú fuiste arrebatado en un torbellino de fuego por un carro con caballos de fuego.
De ti está escrito que en los castigos futuros aplacarás la ira antes que estalle, para hacer volver el corazón de los padres hacia los hijos y restablecer las tribus de Jacob.
¡Felices los que te verán y los que se durmieron en el amor, porque también nosotros poseeremos la vida!


Salmo 80(79),2ac.3b.15-16.18-19.
Escucha, pastor de Israel, que guías a José como un rebaño,
tú que te sientas en los querubines
resplandece delante de Efraín, Benjamín y Manasés.
¡Despierta tu valentía, ven y sálvanos!

¡Oh Dios Sabaot, es hora de que regreses;
mira de lo alto del cielo y contempla, visita esa viña
y protégela, ya que tu derecha la plantó!
Que tu mano apoye al hombre que hace tus obras,
al hijo de hombre que has hecho fuerte para ti.

Ya no nos apartaremos más de ti,
nos harás revivir y tu nombre invocaremos.



Mateo 17,10-13.
Entonces los discípulos le preguntaron: "¿Por qué dicen los escribas que primero debe venir Elías?".
El respondió: "Sí, Elías debe venir a poner en orden todas las cosas;
pero les aseguro que Elías ya ha venido, y no lo han reconocido, sino que hicieron con él lo que quisieron. Y también harán padecer al Hijo del hombre".
Los discípulos comprendieron entonces que Jesús se refería a Juan el Bautista.



Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.



Leer el comentario del Evangelio por :

San Agustín (354-430), obispo de Hipona (África del Norte), doctor de la Iglesia
Comentario sobre los Salmos, 109 (trad. breviario 2º miércoles Adviento)

Los profetas y la Ley han profetizado hasta que vino Juan (Mt 11,13)

Dios estableció el tiempo de sus promesas y el momento de su cumplimiento. El período de las promesas se extiende desde los profetas hasta Juan Bautista. El del cumplimiento, desde éste hasta el fin de los tiempos. Fiel es Dios, que se ha constituido en deudor nuestro, no porque
haya recibido nada de nosotros, sino por lo mucho que nos ha prometido.
La promesa le pareció poco, incluso; por eso, quiso obligarse mediante escritura, haciéndonos, por decirlo así, un documento de sus promesas para que, cuando empezara a cumplir lo que prometió, viésemos en el escrito el orden sucesivo de su cumplimiento. El tiempo profético era, como he dicho muchas veces, el del anuncio de las promesas.

Prometió la salud eterna, la vida bienaventurada en la compañía eterna de los ángeles, la herencia inmarcesible, la gloria eterna, la dulzura de su rostro, la casa de su santidad en los cielos y la liberación del miedo a la muerte, gracias a la resurrección de los muertos. Esta ultima es como su promesa final, a la cual se enderezan todos nuestros esfuerzos y que, una vez alcanzada, hará que no deseemos ni busquemos ya cosa alguna.
Pero tampoco silenció en qué orden va a suceder todo lo relativo al final, sino que lo ha anunciado y prometido. Prometió a los hombres la divinidad, a los mortales la inmortalidad, a los pecadores la justificación, a los miserables la glorificación.

viernes 13 Diciembre 2013

viernes 13 Diciembre 2013

Viernes de la segunda semana de Adviento

Santa Lucía Siracusa, Beato Juan Marinoni

Leer el comentario del Evangelio por
Santa Gertrudis de Helfta : “A Él se debe que vosotros estéis en Cristo Jesús, el cual se ha hecho para nosotros sabiduría de parte de Dios, justicia, santificación y redención” (1Co 1,30)

Isaías 48,17-19.
Así habla el Señor, tu redentor, el Santo de Israel: Yo soy el Señor, tu Dios, el que te instruye para tu provecho, el que te guía por el camino que debes seguir.
¡Si tú hubieras atendido a mis mandamientos, tu prosperidad sería como un río y tu justicia, como las olas del mar!
Como la arena sería tu descendencia, como los granos de arena, el fruto de tus entrañas; tu nombre no habría sido extirpado ni borrado de mi presencia. Invitación a salir de Babilonia


Salmo 1,1-2.3.4.6.
Dichoso el hombre que no va a reuniones de malvados,
ni sigue el camino de los pecadores ni se sienta en la junta de burlones,
mas le agrada la Ley del Señor y medita su Ley de noche y día.
Es como árbol plantado junto al río, que da fruto a su tiempo
y tiene su follaje siempre verde. Todo lo que él hace le resulta.

No sucede así con los impíos: son como paja llevada por el viento.
Porque Dios cuida el camino de los justos y acaba con el sendero de los malos.



Mateo 11,16-19.
¿Con quién puedo comparar a esta generación? Se parece a esos muchachos que, sentados en la plaza, gritan a los otros:
'¡Les tocamos la flauta, y ustedes no bailaron! ¡Entonamos cantos fúnebres, y no lloraron!'.
Porque llegó Juan, que no come ni bebe, y ustedes dicen: '¡Ha perdido la cabeza!'.
Llegó el Hijo del hombre, que come y bebe, y dicen: 'Es un glotón y un borracho, amigo de publicanos y pecadores'. Pero la Sabiduría ha quedado justificada por sus obras".



Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.



Leer el comentario del Evangelio por :

Santa Gertrudis de Helfta (1256-1301), monja benedictina
Ejercicios, n° 8 Sexto; SC 127

“A Él se debe que vosotros estéis en Cristo Jesús, el cual se ha hecho para nosotros sabiduría de parte de Dios, justicia, santificación y redención” (1Co 1,30)

    ¡Oh Sabiduría admirable de Dios, cuán poderosa y brillante es tu voz! Tu llamas sin ninguna excepción a todos los que te desean; haces en los humildes tu morada; amas a los que te aman (Pr 8,17); juzgas la causa del pobre; con bondad, te compadeces de todos. "No odias nada de lo que has creado"; "no tienes en cuenta los pecados de los hombres" y esperas misericordiosamente que se arrepientan (Sb 11,23-24)… Tu que renuevas todas las cosas, por tu bondad, renuévame y santifícame en ti, con el fin de que puedas morar en mi alma… haz que, desde la mañana, vele por ti, con el fin de encontrarte de verdad (Is 26,9; Sg 6,12-14); ven delante mío, para que de verdad te desee con ardor.


    ¡Qué prudente eres en tus designios! Con qué providencia lo dispones todo, cuando, con vistas a salvar al hombre, le inspiraste al Rey de gloria (Sal. 23,8; 1Co 2,8)… el pensamiento de la paz, el cumplimiento de la caridad: escondiendo su majestad, pusiste sobre sus hombros el momento favorable del amor, con el fin de que él "cargara sobre el leño de la cruz los pecados del pueblo" (1P 2,24).


    Oh sí, Sabiduría desbordante de Dios, la malicia del diablo no pudo trabar ninguna de tus  obras magníficas…; la magnitud del mal que hicimos, no pudo prevaler ante la multitud de tus misericordias, ante la inmensidad de tu amor, ante la plenitud de tu bondad. Mucho más, tu soberano poder, eliminó todos los obstáculos, disponiendo todas las cosas con dulzura, y "abarcando con fuerza de un extremo al otro de la tierra” (Sb. 8,1).

jueves 12 Diciembre 2013

jueves 12 Diciembre 2013

Solemnidad de Nuestra Señora de Guadalupe, patrona de América y Filipinas

Santa Juana Francisca, San Bartolome

Leer el comentario del Evangelio por
San Juan Damasceno : “¿Cómo es posible que la madre de mi Señor venga a visitarme?”

Eclesiástico 24,23-31.
Todo esto es el libro de la Alianza del Dios Altísimo, la Ley que nos prescribió Moisés como herencia para las asambleas de Jacob.

Ella hace desbordar la Sabiduría como el Pisón y como el Tigris en los días de los primero frutos;
inunda de inteligencia como el Eufrates y como el Jordán en los tiempos de la cosecha;
prodiga la instrucción como el Nilo, como el Guijón en los días de la vendimia.
El primero no terminó de conocerla y el último ni siquiera la vislumbra.
Porque su pensamiento es más vasto que el océano y su designio, más profundo que el gran Abismo.
En cuanto a mí, como un canal que brota de un río, como una acequia, salí a un jardín
y dije: "Regaré mi huerta y empaparé mis canteros". ¡De pronto, mi canal se convirtió en un río, y mi río se transformó en un mar!


Salmo 67(66),2-3.5.7.8.
¡Que Dios tenga piedad y nos bendiga,
nos ponga bajo la luz de su rostro!
Para que conozcan en la tierra tu camino,
tu salvación en todas la naciones.

Que los poblados se alegren y te canten.
Pues tú juzgas los pueblos con justicia,
tú riges a los pueblos de la tierra.
Ha entregado la tierra su cosecha,
Dios, nuestro Dios, nos dio su bendición;

Que nos bendiga Dios, y sea temido
hasta los confines de la tierra.



Pablo a los Gálatas 4,4-7.
Pero cuando se cumplió el tiempo establecido, Dios envió a su Hijo, nacido de una mujer y sujeto a la Ley,
para redimir a los que estaban sometidos a la Ley y hacernos hijos adoptivos.
Y la prueba de que ustedes son hijos, es que Dios infundió en nuestros corazones el Espíritu de su Hijo, que clama a Dios llamándolo" ¡Abba!, es decir, ¡Padre!
Así, ya no eres más esclavo, sino hijo, y por lo tanto, heredero por la gracia de Dios.


Lucas 1,39-48.
En aquellos días, María partió y fue sin demora a un pueblo de la montaña de Judá.
Entró en la casa de Zacarías y saludó a Isabel.
Apenas esta oyó el saludo de María, el niño saltó de alegría en su seno, e Isabel, llena del Espíritu Santo,
exclamó: "¡Tú eres bendita entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre!
¿Quién soy yo, para que la madre de mi Señor venga a visitarme?
Apenas oí tu saludo, el niño saltó de alegría en mi seno.
Feliz de ti por haber creído que se cumplirá lo que te fue anunciado de parte del Señor".
María dijo entonces: "Mi alma canta la grandeza del Señor,
y mi espíritu se estremece de gozo en Dios, mi Salvador,
porque el miró con bondad la pequeñez de tu servidora. En adelante todas las generaciones me llamarán feliz,



Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.



Leer el comentario del Evangelio por :

San Juan Damasceno (c.675-749), monje, doctor de la Iglesia
Primer sermón sobra la dormición de María; SC 80,pag 101ss

“¿Cómo es posible que la madre de mi Señor venga a visitarme?”

    “Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre...” (Lc 1,42) De hecho, las generaciones te proclamarán dichosa, como tú los has anunciado. Las hijas de Jerusalén, es decir, la Iglesia, te han visto y proclaman tu felicidad... En efecto, tú eres el trono real rodeado de ángeles contemplando al Maestro y Creador que está sentado en él. (cf Dt 7,9). Eres el Edén espiritual, más sagrado y más sublime que el anterior. En el primero habitaba el Adán de la tierra; en ti, el Señor del cielo. (1Cor 15,47) El arca de Noé es la prefiguración de tu ser porque guardó en si el germen de la segunda creación. Tú das a luz a Cristo, la salvación del mundo por la cual quedaron sepultados los pecados y apaciguadas las aguas.


    En la antigüedad has sido prefigurada por la zarza ardiente, dibujada por las tablas escritas por Dios (cf Ex 31,18) contada por el arca de la alianza. Has sido prefigurada por la urna de oro, el candelabro..., la vara de Aarón florida (Nm 17,23)...Me iba a olvidar de la escala de Jacob. Así como Jacob vio el cielo y la tierra unidos por la escala, y los ángeles que subían y bajaban por ella, y a Aquel que es el invencible y el único fuerte, luchar con él una lucha simbólica, así tú misma has sido hecha medianera y escala por la que Dios descendió hacia nosotros y tomó sobre si la debilidad de nuestra sustancia, abrazándola y uniéndola estrechamente a si.

miércoles 11 Diciembre 2013

miércoles 11 Diciembre 2013

Miércoles de la segunda semana de Adviento

San Daniel de Maratha, Santa María Maravillas de Jesús

Isaías 40,25-31.
"¿A quién me van a asemejar, para que yo me iguale a él?" dice el Santo.
Levanten los ojos a lo alto y miren: ¿quién creó todos estos seres? El que hace salir a su ejército uno por uno y los llama a todos por su nombre: ¡su vigor es tan grande, tan firme su fuerza, que no falta ni uno solo!
¿Por qué dices Jacob, y lo repites tú, Israel: "Al Señor se le oculta mi camino y mi derecho pasa desapercibido a mi Dios?
¿No lo saber acaso? ¿Nunca lo has escuchado? El Señor es un Dios eterno, él crea los confines de la tierra; no se fatiga ni se agota, su inteligencia es inescrutable.
El fortalece al que está fatigado y acrecienta la fuerza del que no tiene vigor.
Los jóvenes se fatigan y se agotan, los muchachos tropiezan y caen.
Pero los que esperan en el Señor renuevan sus fuerzas, despliegan alas como las águilas; corren y no se agotan, avanzan y no se fatigan.


Salmo 103(102),1-2.3-4.8.10.
Bendice al Señor, alma mía, alabe todo mi ser su santo Nombre.
Bendice, alma mía, al Señor, y no olvides ninguno de sus beneficios.
El perdona todas tus ofensas y te cura de todas tus dolencias.
El rescata tu vida de la tumba, te corona de amor y de ternura.
El Señor es ternura y compasión, lento a la cólera y lleno de amor;
No nos trata según nuestros pecados ni nos paga según nuestras ofensas.




Mateo 11,28-30.
Vengan a mí todos los que están afligidos y agobiados, y yo los aliviaré.
Carguen sobre ustedes mi yugo y aprendan de mí, porque soy paciente y humilde de corazón, y así encontrarán alivio.
Porque mi yugo es suave y mi carga liviana".



Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios. 

martes 10 Diciembre 2013

martes 10 Diciembre 2013

Martes de la segunda semana de Adviento

Nuestra señora de Loreto, Beato Marcos Antonio Durando

Leer el comentario del Evangelio por
Santa Faustina Kowalska : ¿No dejará a las noventa y nueve para ir en busca de la oveja perdida?

Isaías 40,1-11.
¡Consuelen, consuelen a mi Pueblo, dice su Dios!
Hablen al corazón de Jerusalén y anúncienle que su tiempo de servicio se ha cumplido, que su culpa está paga, que ha recibido de la mano del Señor doble castigo por todos sus pecados.
Una voz proclama: ¡Preparen en el desierto el camino del Señor, tracen en la estepa un sendero para nuestro Dios!
¡Que se rellenen todos los valles y se aplanen todas las montañas y colinas; que las quebradas se conviertan en llanuras y los terrenos escarpados, en planicies!
Entonces se revelará la gloria del Señor y todos los hombres la verán juntamente, porque ha hablado la boca del Señor.
Una voz dice: "¡Proclama!". Y yo respondo: "¿Qué proclamaré?". "Toda carne es hierba y toda su consistencia, como la flor de los campos:
la hierba se seca, la flor se marchita cuando sopla sobre ella el aliento del Señor. Sí, el pueblo es la hierba.
La hierba se seca, la flor se marchita, pero la palabra de nuestro Dios permanece para siempre".
Súbete a una montaña elevada, tú que llevas la buena noticia a Sión; levanta con fuerza tu voz, tú que llevas la buena noticia a Jerusalén. Levántala sin temor, di a las ciudades de Judá: "¡Aquí está su Dios!".
Ya llega el Señor con poder y su brazo le asegura el dominio: el premio de su victoria lo acompaña y su recompensa lo precede.
Como un pastor, él apacienta su rebaño, lo reúne con su brazo; lleva sobre su pecho a los corderos y guía con cuidado a las que han dado a luz.


Salmo 96(95),1-2.3.10ac.11-12.13.
¡Canten al Señor un canto nuevo,
cante al Señor toda la tierra!
Canten al Señor, bendigan su Nombre,
su salvación anuncien día a día.

Cuenten su gloria a las naciones
y a todos los pueblos sus maravillas.
«El Señor reina», anuncien a los pueblos,
él juzgará a los pueblos con justicia.

¡Gozo en los cielos, júbilo en la tierra,
bramido del mar y del mundo marino!
Muestren su júbilo el campo y todos sus frutos,
lancen vivas los árboles del bosque.

Lancen vivas delante del Señor,
porque ya viene a juzgar a la tierra.
Al mundo con justicia juzgará,
y a los pueblos, según su verdad.




Mateo 18,12-14.
Jesús dijo a sus discípulos:
¿Qué les parece? Si un hombre tiene cien ovejas, y una de ellas se pierde, ¿no deja las noventa y nueve restantes en la montaña, para ir a buscar la que se extravió?
Y si llega a encontrarla, les aseguro que se alegrará más por ella que por las noventa y nueve que no se extraviaron.
De la misma manera, el Padre que está en el cielo no quiere que se pierda ni uno solo de estos pequeños.



Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.



Leer el comentario del Evangelio por :

Santa Faustina Kowalska (1905-1938), religiosa
Diario, § 1589

¿No dejará a las noventa y nueve para ir en busca de la oveja perdida?

La espera del alma a la venida del Señor
No sé, oh Señor, a qué hora vendrás,
Por eso vigilo continuamente y presto atención,
Yo, Tu esposa por Ti escogida,
Porque sé que Te gusta venir inadvertidamente,
Pero el corazón puro desde lejos Te sentirá, Señor.

Te espero, Señor, entre la quietud y el silencio,
Con gran añoranza en el corazón,
Con un deseo irresistible.
Siento que mi amor hacia ti se vuelve fuego
Y como una llama ascenderá al cielo al final de la vida
Y entonces se realizarán todos mis deseos.

Ven ya, mi dulcísimo Señor,
Y lleva mi corazón sediento
Allí, donde estás Tú, a las regiones excelsas del cielo,
Donde Tu vida dura eternamente.

La vida en la tierra es una agonía continua,
Mientras mi corazón siente que está creado para grandes alturas,
Y no lo atraen nada las llanuras de esta vida,
Porque mi patria es el cielo. Ésta es mi fe inquebrantable.

lunes 09 Diciembre 2013

lunes 09 Diciembre 2013

Solemnidad de la Inmaculada Concepción de la Virgen María

San Juan Diego

Leer el comentario del Evangelio por
San Andrés de Creta : “Dios te salve, llena de gracia.”

Génesis 3,9-15.20.
Después que Adán comió del árbol, el Señor Dios llamó al hombre y le dijo: "¿Dónde estás?".
"Oí tus pasos por el jardín, respondió él, y tuve miedo porque estaba desnudo. Por eso me escondí".
El replicó: "¿Y quién te dijo que estabas desnudo? ¿Acaso has comido del árbol que yo te prohibí?".
El hombre respondió: "La mujer que pusiste a mi lado me dio el fruto y yo comí de él".
El Señor Dios dijo a la mujer: "¿Cómo hiciste semejante cosa?". La mujer respondió: "La serpiente me sedujo y comí".
Y el Señor Dios dijo a la serpiente: "Por haber hecho esto, maldita seas entre todos los animales domésticos y entre todos los animales del campo. Te arrastrarás sobre tu vientre, y comerás polvo todos los días de tu vida.
Pondré enemistad entre ti y la mujer, entre tu linaje y el suyo. El te aplastará la cabeza y tú le acecharás el talón".
El hombre dio a su mujer el nombre de Eva, por ser ella la madre de todos los vivientes.


Salmo 98(97),1.2-3ab.3cd-4.
Entonen al Señor un canto nuevo,
pues ha hecho maravillas,
la salvación provino de su diestra,
de su brazo de santidad.

El Señor dio a conocer su salvación,
hizo ver a los paganos su justicia,
se acordó de su amor y fidelidad
en favor de la casa de Israel.

Todos, hasta los confines del mundo,
han visto la salvación de nuestro Dios.
¡Aclamen al Señor, toda la tierra,
estallen en gritos de alegría!




San Pablo a los Efesios 1,3-6.11-12.
Bendito sea Dios, el Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido en Cristo con toda clase de bienes espirituales en el cielo,
y nos ha elegido en él, antes de la creación del mundo, para que fuéramos santos e irreprochables en su presencia, por el amor.
El nos predestinó a ser sus hijos adoptivos por medio de Jesucristo, conforme al beneplácito de su voluntad,
para alabanza de la gloria de su gracia, que nos dio en su Hijo muy querido.
En él hemos sido constituidos herederos, y destinados de antemano -según el previo designio del que realiza todas las cosas conforme a su voluntad-
a ser aquellos que han puesto su esperanza en Cristo, para alabanza de su gloria.


Lucas 1,26-38.
En el sexto mes, el Angel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret,
a una virgen que estaba comprometida con un hombre perteneciente a la familia de David, llamado José. El nombre de la virgen era María.
El Angel entró en su casa y la saludó, diciendo: "¡Alégrate!, llena de gracia, el Señor está contigo".
Al oír estas palabras, ella quedó desconcertada y se preguntaba qué podía significar ese saludo.
Pero el Angel le dijo: "No temas, María, porque Dios te ha favorecido.
Concebirás y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús;
él será grande y será llamado Hijo del Altísimo. El Señor Dios le dará el trono de David, su padre,
reinará sobre la casa de Jacob para siempre y su reino no tendrá fin".
María dijo al Angel: "¿Cómo puede ser eso, si yo no tengo relaciones con ningún hombre?".
El Angel le respondió: "El Espíritu Santo descenderá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra. Por eso el niño será Santo y será llamado Hijo de Dios.
También tu parienta Isabel concibió un hijo a pesar de su vejez, y la que era considerada estéril, ya se encuentra en su sexto mes,
porque no hay nada imposible para Dios".
María dijo entonces: "Yo soy la servidora del Señor, que se cumpla en mí lo que has dicho". Y el Angel se alejó.



Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.



Leer el comentario del Evangelio por :

San Andrés de Creta (660-740), monje, obispo
Sermón 1 para la Natividad de la Virgen María; PG 97, pag. 812-816

“Dios te salve, llena de gracia.”

    La degeneración causada por el pecado había oscurecido la belleza y la gracia de nuestra nobleza original. Pero cuando nace la madre de la belleza suprema, nuestra naturaleza recobra su pureza y queda restaurada según el modelo perfecto y digno de Dios. Todos nosotros habíamos preferido el mundo de abajo al de arriba. No quedaba esperanza alguna de salvación. El estado de nuestra naturaleza clamaba auxilio al cielo. Por fin, según su beneplácito, el divino artesano del universo decidió crear un mundo nuevo, un mundo distinto- todo hecho de armonía y de juventud.


    ¿No era necesario que una virgen purísima y sin mancha se pusiera al servicio de este plan misterioso?...Y esta virgen ¿dónde encontrarla sino en esta mujer única entre todas, elegida por el creador del universo antes de todas las generaciones? Sí, ésta es la Madre de Dios, María, cuyas entrañas dieron a luz al Dios encarnado...


    Así, pues, el designio del Redentor de nuestra raza consistía en un nacimiento y una creación nuevos para reemplazar lo caducado. También, del mismo modo que en el paraíso había cogida de la tierra virgen, sin mancha, un poco de barro para formar al primer Adán,  en el momento de realizar su propia encarnación, se sirvió de otra tierra, es decir, de esta Virgen pura e inmaculada, elegida entre todas las criaturas. En ella nos restauró a partir de nuestra misma sustancia y creó al nuevo Adán, él el creador de Adán, para que el primer Adán fuese salvado por el segundo y eterno.

domingo 08 Diciembre 2013

domingo 08 Diciembre 2013

Segundo Domingo de Adviento

Leer el comentario del Evangelio por
Papa Francisco: “Él os bautizará con el Espíritu Santo”

Isaías 11,1-10.
En aquel día, saldrá una rama del tronco de Jesé y un retoño brotará de sus raíces.
Sobre él reposará el espíritu del Señor: espíritu de sabiduría y de inteligencia, espíritu de consejo y de fortaleza, espíritu de ciencia y de temor del Señor
-y lo inspirará el temor del Señor-. El no juzgará según las apariencias ni decidirá por lo que oiga decir:
juzgará con justicia a los débiles y decidirá con rectitud para los pobres del país; herirá al violento con la vara de su boca y con el soplo de sus labios hará morir al malvado.
La justicia ceñirá su cintura y la fidelidad ceñirá sus caderas.
El lobo habitará con el cordero y el leopardo se recostará junto al cabrito; el ternero y el cachorro de león pacerán juntos, y un niño pequeño los conducirá;
la vaca y la osa vivirán en companía, sus crías se recostarán juntas, y el león comerá paja lo mismo que el buey.
El niño de pecho jugará sobre el agujero de la cobra, y en la cueva de la víbora, meterá la mano el niño apenas destetado.
No se hará daño ni estragos en toda mi Montaña santa, porque el conocimiento del Señor llenará la tierra como las aguas cubren el mar.
Aquel día, la raíz de Jesé se erigirá como emblema para los pueblos: las naciones la buscarán y la gloria será su morada.


Salmo 72(71),1-2.7-8.12-13.17.
Oh Dios, comunica al rey tu juicio,
y tu justicia a ese hijo de rey,
para que juzgue a tu pueblo con justicia
y a tus pobres en los juicios que reclaman.

Florecerá en sus días la justicia,
y una gran paz hasta el fin de las lunas.
Pues domina del uno al otro Mar,
del Río hasta el confín de las tierras.

Pues librará al mendigo que a él clama,
al pequeño que de nadie tiene apoyo;
él se apiada del débil y del pobre,
él salvará la vida de los pobres;

Que su nombre permanezca para siempre,
y perdure por siempre bajo el sol.
En él serán benditas todas las razas de la tierra,
le desearán felicidad todas las naciones.




San Pablo a los Romanos 15,4-9.
Hermanos:
Todo lo que ha sido escrito en el pasado, ha sido escrito para nuestra instrucción, a fin de que por la constancia y el consuelo que dan las Escrituras, mantengamos la esperanza.
Que el Dios de la constancia y del consuelo les conceda tener los mismos sentimientos unos hacia otros, a ejemplo de Cristo Jesús,
para que con un solo corazón y una sola voz, glorifiquen a Dios, el Padre de nuestro Señor Jesucristo.
Sean mutuamente acogedores, como Cristo los acogió a ustedes para la gloria de Dios.
Porque les aseguro que Cristo se hizo servidor de los judíos para confirmar la fidelidad de Dios, cumpliendo las promesas que él había hecho a nuestros padres,
y para que los paganos glorifiquen a Dios por su misericordia. Así lo enseña la Escritura cuando dice: Yo te alabaré en medio de las naciones, Señor, y cantaré en honor de tu Nombre.


Mateo 3,1-12.
En aquel tiempo se presentó Juan el Bautista, proclamando en el desierto de Judea:
"Conviértanse, porque el Reino de los Cielos está cerca".
A él se refería el profeta Isaías cuando dijo: Una voz grita en el desierto: Preparen el camino del Señor, allanen sus senderos.
Juan tenía una túnica de pelos de camello y un cinturón de cuero, y se alimentaba con langostas y miel silvestre.
La gente de Jerusalén, de toda la Judea y de toda la región del Jordán iba a su encuentro,
y se hacía bautizar por él en las aguas del Jordán, confesando sus pecados.
Al ver que muchos fariseos y saduceos se acercaban a recibir su bautismo, Juan les dijo: "Raza de víboras, ¿quién les enseñó a escapar de la ira de Dios que se acerca?
Produzcan el fruto de una sincera conversión,
y no se contenten con decir: 'Tenemos por padre a Abraham'. Porque yo les digo que de estas piedras Dios puede hacer surgir hijos de Abraham.
El hacha ya está puesta a la raíz de los árboles: el árbol que no produce buen fruto será cortado y arrojado al fuego.
Yo los bautizo con agua para que se conviertan; pero aquel que viene detrás de mí es más poderoso que yo, y yo ni siquiera soy digno de quitarle las sandalias. El los bautizará en el Espíritu Santo y en el fuego.
Tiene en su mano la horquilla y limpiará su era: recogerá su trigo en el granero y quemará la paja en un fuego inextinguible".



Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.



Leer el comentario del Evangelio por :

Papa Francisco
Encíclica “Lumen fidei”, §20-21 (trad. © Libreria Editrice Vaticana)

“Él os bautizará con el Espíritu Santo”

La nueva lógica de la fe está centrada en Cristo. La fe en Cristo nos salva porque en él la vida se abre radicalmente a un Amor que nos precede y nos transforma desde dentro, que obra en nosotros y con nosotros… Cristo ha bajado a la tierra y ha resucitado de entre los muertos; con su encarnación y resurrección, el Hijo de Dios ha abrazado todo el camino del hombre y habita en nuestros corazones mediante el Espíritu santo. La fe sabe que Dios se ha hecho muy cercano a nosotros, que Cristo se nos ha dado como un gran don que nos transforma interiormente, que habita en nosotros, y así nos da la luz que ilumina el origen y el final de la vida, el arco completo del camino humano.

Así podemos entender la novedad que aporta la fe. El creyente es transformado por el Amor, al que se abre por la fe, y al abrirse a este Amor que se le ofrece, su existencia se dilata más allá de sí mismo. Por eso, san Pablo puede afirmar: “No soy yo el que vive, es Cristo quien vive en mí” (Ga 2,20), y exhortar: “Que Cristo habite por la fe en vuestros corazones” (Ef 3,17). En la fe, el “yo” del creyente se ensancha para ser habitado por Otro, para vivir en Otro, y así su vida se hace más grande en el Amor. En esto consiste la acción propia del Espíritu Santo. El cristiano puede tener los ojos de Jesús, sus sentimientos, su condición filial, porque se le hace partícipe de su Amor, que es el Espíritu. Y en este Amor se recibe en cierto modo la visión propia de Jesús. Sin esta conformación en el Amor, sin la presencia del Espíritu que lo infunde en nuestros corazones (cf. Rm 5,5), es imposible confesar a Jesús como Señor (cf. 1 Co 12,3).

sábado 07 Diciembre 2013

sábado 07 Diciembre 2013

Sábado de la primera semana de Adviento

San Ambrosio Italia, Santa María Josefa Rossello

Leer el comentario del Evangelio por
Concilio Vaticano II: “Proclamad por los caminos que el Reino de los cielos está cerca”

Isaías 30,19-21.23-26.
Así habla el Señor:
Sí, pueblo de Sión, que habitas en Jerusalén, ya no tendrás que llorar: él se apiadará de ti al oír tu clamor; apenas te escuche, te responderá.
Cuando el Señor les haya dado el pan de la angustia y el agua de la aflicción, aquel que te instruye no se ocultará más, sino que verás a tu maestro con tus propios ojos.
Tus oídos escucharán detrás de ti una palabra: "Este es el camino, síganlo, aunque se hayan desviado a la derecha o a la izquierda".
El Señor te dará lluvia para la semilla que siembres en el suelo, y el pan que produzca el terreno será rico y sustancioso. Aquel día, tu ganado pacerá en extensas praderas.
Los bueyes y los asnos que trabajen el suelo comerán forraje bien sazonado, aventado con el bieldo y la horquilla.
En todo monte elevado y en toda colina alta, habrá arroyos y corrientes de agua, el día de la gran masacre, cuando se derrumben las torres.
Entonces, la luz de la luna será como la luz del sol, y la luz del sol será siete veces más intensa -como la luz de siete días- el día en que el Señor vende la herida de su pueblo y sane las llagas de los golpes que le infligió.


Salmo 147(146),1-2.3-4.5-6.
Alaben al Señor porque él es bueno,
canten a nuestro Dios porque es amable,
porque a él le conviene la alabanza.
Reconstruye el Señor Jerusalén,
reúne a los exiliados de Israel.

Sana los corazones destrozados
y venda sus heridas.
El cuenta las estrellas una a una
y llama a cada una por su nombre.

Grande es nuestro Señor, todo lo puede,
no se puede medir su inteligencia.
Reanima el Señor a los humildes,
pero humillla hasta el polvo a los malvados.




Mateo 9,35-38.10,1.5a.6-8.
Jesús recorría todas las ciudades y los pueblos, enseñando en las sinagogas, proclamando la Buena Noticia del Reino y curando todas las enfermedades y dolencias.
Al ver a la multitud, tuvo compasión, porque estaban fatigados y abatidos, como ovejas que no tienen pastor.
Entonces dijo a sus discípulos: "La cosecha es abundante, pero los trabajadores son pocos.
Rueguen al dueño de los sembrados que envíe trabajadores para la cosecha."
Jesús convocó a sus doce discípulos y les dio el poder de expulsar a los espíritus impuros y de curar cualquier enfermedad o dolencia.
A estos Doce, Jesús los envió con las siguientes instrucciones:
Vayan, en cambio, a las ovejas perdidas del pueblo de Israel.
Por el camino, proclamen que el Reino de los Cielos está cerca.
Curen a los enfermos, resuciten a los muertos, purifiquen a los leprosos, expulsen a los demonios. Ustedes han recibido gratuitamente, den también gratuitamente.



Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.



Leer el comentario del Evangelio por :

Concilio Vaticano II
Constitución sobre la Iglesia “Lumen gentium”, § 48 (trad. © Libreria Editrice Vaticana)

“Proclamad por los caminos que el Reino de los cielos está cerca”

La Iglesia, a la que todos estamos llamados en Cristo Jesús y en la cual conseguimos la santidad por la gracia de Dios, no alcanzará su consumada plenitud sino en la gloria celeste, cuando llegue el tiempo de la restauración de todas las cosas (cf. Hch 3, 21) y cuando, junto con el género humano, también la creación entera, que está íntimamente unida con el hombre y por él alcanza su fin, será perfectamente renovada en Cristo (cf. Ef 1, 10; Col1,20; 2 P 3, 10-13).

Así que la restauración prometida que esperamos, ya comenzó en Cristo, es impulsada con la misión del Espíritu Santo y por El continúa en la Iglesia, en la cual por la fe somos instruidos también acerca del sentido de nuestra vida temporal, mientras que con la esperanza de los bienes futuros llevamos a cabo la obra que el Padre nos encomendó en el mundo y labramos nuestra salvación (cf. Flp 2, 12).

La plenitud de los tiempos ha llegado, pues, a nosotros (cf. 1 Co 10, 11), y la renovación del mundo está irrevocablemente decretada y en cierta manera se anticipa realmente en este siglo, pues la Iglesia, ya aquí en la tierra, está adornada de verdadera santidad, aunque todavía imperfecta. Pero mientras no lleguen los cielos nuevos y la tierra nueva, donde mora la justicia (cf. 2 P 3, 13), la Iglesia peregrina lleva en sus sacramentos e instituciones, pertenecientes a este tiempo, la imagen de este siglo que pasa, y ella misma vive entre las criaturas, que gimen con dolores de parto al presente en espera de la manifestación de los hijos de Dios (cf. Rm 8, 19-22).

viernes 06 Diciembre 2013

viernes 06 Diciembre 2013

Viernes de la primera semana de Adviento

San Nicolás de Bari, Santa María del Carmen Salles

Leer el comentario del Evangelio por
Papa Francisco: Se abrirán vuestros ojos

Isaías 29,17-24.
Así habla el Señor:
¿No falta poco, muy poco tiempo, para que Líbano se vuelva un vergel y el vergel parezca un bosque?
Aquel día, los sordos oirán las palabras del libro, y verán los ojos de los ciegos, libres de tinieblas y oscuridad.
Los humildes de alegrarán más y más en el Señor y los más indigentes se regocijarán en el Santo de Israel.
Porque se acabarán los tiranos, desaparecerá el insolente, y serán extirpados los que acechan para hacer el mal,
los que con una palabra hacen condenar a un hombre, los que tienden trampas al que actúa en un juicio, y porque sí no más perjudican al justo.
Por eso, así habla el Señor, el Dios de la casa de Jacob, el que rescató a Abraham: En adelante, Jacob no se avergonzará ni se pondrá pálido su rostro.
Porque, al ver lo que hago en medio de él, proclamarán que mi Nombre es santo, proclamarán santo al Santo de Jacob y temerán al Dios de Israel.
Los espíritus extraviados llegarán a entender y los recalcitrantes aceptarán la enseñanza.


Salmo 27(26),1.4.13-14.
El Señor es mi luz y mi salvación,
¿a quién he de temer?
Amparo de mi vida es el Señor,
¿ante quién temblaré?

Una cosa al Señor sólo le pido,
la cosa que yo busco
es habitar en la casa del Señor
mientras dure mi vida,
para gozar de la dulzura del Señor
y cuidar de su santuario.

La bondad del Señor espero ver
en la tierra de los vivientes.
Confía en el Señor, ¡ánimo, arriba!,
espera en el Señor.




Mateo 9,27-31.
Cuando Jesús se fue, lo siguieron dos ciegos, gritando: "Ten piedad de nosotros, Hijo de David".
Al llegar a la casa, los ciegos se le acercaron y él les preguntó: "¿Creen que yo puedo hacer lo que me piden?". Ellos le respondieron: "Sí, Señor".
Jesús les tocó los ojos, diciendo: "Que suceda como ustedes han creído".
Y se les abrieron sus ojos. Entonces Jesús los conminó: "¡Cuidado! Que nadie lo sepa".
Pero ellos, apenas salieron, difundieron su fama por toda aquella región.



Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.



Leer el comentario del Evangelio por :

Papa Francisco
Encíclica “Lumen fidei”, §1,4 (trad. © Libreria Editrice Vaticana)

Se abrirán vuestros ojos

La luz de la fe: la tradición de la Iglesia ha indicado con esta expresión el gran don traído por Jesucristo, que en el Evangelio de san Juan se presenta con estas palabras: “Yo he venido al mundo como luz, y así, el que cree en mí no quedará en tinieblas” (Jn 12,46). También san Pablo se expresa en los mismos términos: “Pues el Dios que dijo: “Brille la luz del seno de las tinieblas”, ha brillado en nuestros corazones” (2 Co 4,6).
Y es que la característica propia de la luz de la fe es la capacidad de iluminar toda la existencia del hombre. Porque una luz tan potente no puede provenir de nosotros mismos; ha de venir de una fuente más primordial, tiene que venir, en definitiva, de Dios. La fe nace del encuentro con el Dios vivo, que nos llama y nos revela su amor, un amor que nos precede y en el que nos podemos apoyar para estar seguros y construir la vida. Transformados por este amor, recibimos ojos nuevos, experimentamos que en él hay una gran promesa de plenitud y se nos abre la mirada al futuro.

La fe, que recibimos de Dios como don sobrenatural, se presenta como luz en el sendero, que orienta nuestro camino en el tiempo. Por una parte, procede del pasado; es la luz de una memoria fundante, la memoria de la vida de Jesús, donde su amor se ha manifestado totalmente fiable, capaz de vencer a la muerte. Pero, al mismo tiempo, como Jesús ha resucitado y nos atrae más allá de la muerte, la fe es luz que viene del futuro, que nos desvela vastos horizontes, y nos lleva más allá de nuestro “yo” aislado, hacia la más amplia comunión. Nos damos cuenta, por tanto, de que la fe no habita en la oscuridad, sino que es luz en nuestras tinieblas… Deseo hablar precisamente de esta luz de la fe para que crezca e ilumine el presente, y llegue a convertirse en estrella que muestre el horizonte de nuestro camino en un tiempo en el que el hombre tiene especialmente necesidad de luz.

jueves 05 Diciembre 2013

jueves 05 Diciembre 2013

Jueves de la primera semana de Adviento

San Niceto

Leer el comentario del Evangelio por
Papa Francisco: La roca de la fe, el amor, la verdad

Isaías 26,1-6.
Aquel día, se entonará este canto en el país de Judá: Tenemos una ciudad fuerte, el Señor le ha puesto como salvaguardia muros y antemuros.
Abran las puertas, para que entre una nación justa, que se mantiene fiel.
Su carácter es firme, y tú la conservas en paz, porque ella confía en ti.
Confíen en el Señor para siempre, porque el Señor es una Roca eterna.
El doblegó a los que habitaban en la altura, en la ciudad inaccesible; la humilló hasta la tierra, le hizo tocar el polvo.
Ella es pisoteada por los pies del pobre, por las pisadas de los débiles.


Salmo 118(117),1.8-9.19-21.25-27a.
Den gracias al Señor, pues él es bueno,
pues su bondad perdura para siempre.
Más vale refugiarse en el Señor
que confiar en los hombres;
más vale refugiarse en el Señor
que confiar en los poderosos.



«¡Abranme las puertas de justicia
para entrar a dar gracias al Señor!»
«Esta es la puerta que lleva al Señor,
por ella entran los justos».
¡Te agradezco que me hayas escuchado,
tú has sido para mí la salvación!

¡Danos, oh Señor, la salvación, danos, oh Señor, la victoria!
«¡Bendito sea el que viene en el nombre del Señor!
Desde la casa del Señor los bendecimos:
el Señor es Dios, él nos ilumina».



Mateo 7,21.24-27.
Jesús dijo a sus discípulos:
No son los que me dicen: 'Señor, Señor', los que entrarán en el Reino de los Cielos, sino los que cumplen la voluntad de mi Padre que está en el cielo.
Así, todo el que escucha las palabras que acabo de decir y las pone en práctica, puede compararse a un hombre sensato que edificó su casa sobre roca.
Cayeron las lluvias, se precipitaron los torrentes, soplaron los vientos y sacudieron la casa; pero esta no se derrumbó porque estaba construida sobre roca.
Al contrario, el que escucha mis palabras y no las practica, puede compararse a un hombre insensato, que edificó su casa sobre arena.
Cayeron las lluvias, se precipitaron los torrentes, soplaron los vientos y sacudieron la casa: esta se derrumbó, y su ruina fue grande".



Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.



Leer el comentario del Evangelio por :

Papa Francisco
Encíclica “Lumen fidei”, §34 (trad. © Libreria Editrice Vaticana)

La roca de la fe, el amor, la verdad

La luz del amor, propia de la fe, puede iluminar los interrogantes de nuestro tiempo en cuanto a la verdad. A menudo la verdad queda hoy reducida a la autenticidad subjetiva del individuo, válida sólo para la vida de cada uno. Una verdad común nos da miedo, porque la identificamos con la imposición intransigente de los totalitarismos. Sin embargo, si es la verdad del amor, si es la verdad que se desvela en el encuentro personal con el Otro y con los otros, entonces se libera de su clausura en el ámbito privado para formar parte del bien común. La verdad de un amor no se impone con la violencia, no aplasta a la persona. Naciendo del amor puede llegar al corazón, al centro personal de cada hombre. Se ve claro así que la fe no es intransigente, sino que crece en la convivencia que respeta al otro. El creyente no es arrogante; al contrario, la verdad le hace humilde, sabiendo que, más que poseerla él, es ella la que le abraza y le posee. En lugar de hacernos intolerantes, la seguridad de la fe nos pone en camino y hace posible el testimonio y el diálogo con todos.

Por otra parte, la luz de la fe, unida a la verdad del amor, no es ajena al mundo material, porque el amor se vive siempre en cuerpo y alma; la luz de la fe es una luz encarnada, que procede de la vida luminosa de Jesús. Ilumina incluso la materia, confía en su ordenamiento, sabe que en ella se abre un camino de armonía y de comprensión cada vez más amplio. La mirada de la ciencia se beneficia así de la fe: ésta invita al científico a estar abierto a la realidad, en toda su riqueza inagotable. La fe despierta el sentido crítico, en cuanto que no permite que la investigación se conforme con sus fórmulas y la ayuda a darse cuenta de que la naturaleza no se reduce a ellas. Invitando a maravillarse ante el misterio de la creación, la fe ensancha los horizontes de la razón para iluminar mejor el mundo que se presenta a los estudios de la ciencia.

miércoles 04 Diciembre 2013

miércoles 04 Diciembre 2013

Miércoles de la primera semana de Adviento

Santa Bárbara

Leer el comentario del Evangelio por
Papa Francisco: ¿Dónde encontraremos en un desierto, suficiente pan para saciar el hambre de una multitud?

Isaías 25,6-10a.
En aquel día:
El Señor de los ejércitos ofrecerá a todos los pueblos sobre esta montaña un banquete de manjares suculentos, un banquete de vinos añejados, de manjares suculentos, medulosos, de vinos añejados, decantados.
El arrancará sobre esta montaña el velo que cubre a todos los pueblos, el paño tendido sobre todas las naciones.
Destruirá la Muerte para siempre; el Señor enjugará las lágrimas de todos los rostros, y borrará sobre toda la tierra el oprobio de su pueblo, porque lo ha dicho él, el Señor.
Y se dirá en aquel día: "Ahí está nuestro Dios, de quien esperábamos la salvación: es el Señor, en quien nosotros esperábamos; ¡alegrémonos y regocijémonos de su salvación!".
Porque la mano del Señor se posará sobre esta montaña.


Salmo 23(22),1-3a.3b-4.5.6.
El Señor es mi pastor:
nada me falta;
en verdes pastos él me hace reposar.
A las aguas de descanso me conduce,
y reconforta mi alma.


Por el camino del bueno me dirige, por amor de su nombre.
Aunque pase por quebradas oscuras, no temo ningún mal,
porque tú estás conmigo
con tu vara y tu bastón, y al verlas voy sin miedo.

La mesa has preparado para mí
frente a mis adversarios,
con aceites perfumas mi cabeza
y rellenas mi copa.

Irán conmigo la dicha y tu favor
mientras dure mi vida,
mi mansión será la casa del Señor
por largos, largos días.



Mateo 15,29-37.
Jesús llegó a orillas del mar de Galilea y, subiendo a la montaña, se sentó.
Una gran multitud acudió a él, llevando paralíticos, lisiados, ciegos, mudos y muchos otros enfermos. Los pusieron a sus pies y él los curó.
La multitud se admiraba al ver que los mudos hablaban, los inválidos quedaban curados, los paralíticos caminaban y los ciegos recobraban la vista. Y todos glorificaban al Dios de Israel.
Entonces Jesús llamó a sus discípulos y les dijo: "Me da pena esta multitud, porque hace tres días que están conmigo y no tienen qué comer. No quiero despedirlos en ayunas, porque podrían desfallecer en el camino".
Los discípulos le dijeron: "¿Y dónde podríamos conseguir en este lugar despoblado bastante cantidad de pan para saciar a tanta gente?".
Jesús les dijo: "¿Cuántos panes tienen?". Ellos respondieron: "Siete y unos pocos pescados".
El ordenó a la multitud que se sentara en el suelo;
después, tomó los panes y los pescados, dio gracias, los partió y los dio a los discípulos. Y ellos los distribuyeron entre la multitud.
Todos comieron hasta saciarse, y con los pedazos que sobraron se llenaron siete canastas.



Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.



Leer el comentario del Evangelio por :

Papa Francisco
Homilía del 30/05/2013 (trad. © Libreria Editrice Vaticana)

¿Dónde encontraremos en un desierto, suficiente pan para saciar el hambre de una multitud?

¿De dónde nace la multiplicación de los panes? La respuesta está en la invitación de Jesús a los discípulos: “Dadles vosotros...”, “dar”, compartir. ¿Qué comparten los discípulos? Lo poco que tienen: cinco panes y dos peces. Pero son precisamente esos panes y esos peces los que en las manos del Señor sacian a toda la multitud. Y son justamente los discípulos, perplejos ante la incapacidad de sus medios y la pobreza de lo que pueden poner a disposición, quienes acomodan a la gente y distribuyen —confiando en la palabra de Jesús— los panes y los peces que sacian a la multitud. Y esto nos dice que en la Iglesia, pero también en la sociedad, una palabra clave de la que no debemos tener miedo es “solidaridad”, o sea, saber poner a disposición de Dios lo que tenemos, nuestras humildes capacidades, porque sólo compartiendo, sólo en el don, nuestra vida será fecunda, dará fruto. Solidaridad: ¡una palabra malmirada por el espíritu mundano!

Esta tarde, en la Eucaristía, de nuevo, el Señor distribuye para nosotros el pan que es su Cuerpo, Él se hace don. Y también nosotros experimentamos la “solidaridad de Dios” con el hombre, una solidaridad que jamás se agota, una solidaridad que no acaba de sorprendernos: Dios se hace cercano a nosotros, en el sacrificio de la Cruz se abaja entrando en la oscuridad de la muerte para darnos su vida, que vence el mal, el egoísmo y la muerte. Jesús también esta tarde se da a nosotros en la Eucaristía, comparte nuestro mismo camino, es más, se hace alimento, el verdadero alimento que sostiene nuestra vida también en los momentos en los que el camino se hace duro, los obstáculos ralentizan nuestros pasos. Y en la Eucaristía el Señor nos hace recorrer su camino, el del servicio, el de compartir, el del don, y lo poco que tenemos, lo poco que somos, si se comparte, se convierte en riqueza, porque el poder de Dios, que es el del amor, desciende sobre nuestra pobreza para transformarla.

martes, 3 de diciembre de 2013

martes 03 Diciembre 2013

martes 03 Diciembre 2013

Martes de la primera semana de Adviento

San Sofonías

Leer el comentario del Evangelio por
Papa Francisco: “Muchos profetas y reyes han querido ver lo que vosotros veis”

Isaías 11,1-10.
En aquel día, saldrá una rama del tronco de Jesé y un retoño brotará de sus raíces.
Sobre él reposará el espíritu del Señor: espíritu de sabiduría y de inteligencia, espíritu de consejo y de fortaleza, espíritu de ciencia y de temor del Señor
-y lo inspirará el temor del Señor-. El no juzgará según las apariencias ni decidirá por lo que oiga decir:
juzgará con justicia a los débiles y decidirá con rectitud para los pobres del país; herirá al violento con la vara de su boca y con el soplo de sus labios hará morir al malvado.
La justicia ceñirá su cintura y la fidelidad ceñirá sus caderas.
El lobo habitará con el cordero y el leopardo se recostará junto al cabrito; el ternero y el cachorro de león pacerán juntos, y un niño pequeño los conducirá;
la vaca y la osa vivirán en companía, sus crías se recostarán juntas, y el león comerá paja lo mismo que el buey.
El niño de pecho jugará sobre el agujero de la cobra, y en la cueva de la víbora, meterá la mano el niño apenas destetado.
No se hará daño ni estragos en toda mi Montaña santa, porque el conocimiento del Señor llenará la tierra como las aguas cubren el mar.
Aquel día, la raíz de Jesé se erigirá como emblema para los pueblos: las naciones la buscarán y la gloria será su morada.


Salmo 72(71),1-2.7-8.12-13.17.
Oh Dios, comunica al rey tu juicio,
y tu justicia a ese hijo de rey,
para que juzgue a tu pueblo con justicia
y a tus pobres en los juicios que reclaman.

Florecerá en sus días la justicia,
y una gran paz hasta el fin de las lunas.
Pues domina del uno al otro Mar,
del Río hasta el confín de las tierras.

Pues librará al mendigo que a él clama,
al pequeño que de nadie tiene apoyo;
él se apiada del débil y del pobre,
él salvará la vida de los pobres;

Que su nombre permanezca para siempre,
y perdure por siempre bajo el sol.
En él serán benditas todas las razas de la tierra,
le desearán felicidad todas las naciones.




Lucas 10,21-24.
En aquel momento Jesús se estremeció de gozo, movido por el Espíritu Santo, y dijo: "Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, por haber ocultado estas cosas a los sabios y a los prudentes y haberlas revelado a los pequeños. Sí, Padre, porque así lo has querido.
Todo me ha sido dado por mi Padre, y nadie sabe quién es el Hijo, sino el Padre, como nadie sabe quién es el Padre, sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar".
Después, volviéndose hacia sus discípulos, Jesús les dijo a ellos solos: "¡Felices los ojos que ven lo que ustedes ven!
¡Les aseguro que muchos profetas y reyes quisieron ver lo que ustedes ven y no lo vieron, oír lo que ustedes oyen y no lo oyeron!".



Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.



Leer el comentario del Evangelio por :

Papa Francisco
Encíclica “Lumen fidei”, §15 (trad. © Libreria Editrice Vaticana)

“Muchos profetas y reyes han querido ver lo que vosotros veis”

La plenitud de la fe cristiana: “Abrahán […] saltaba de gozo pensando ver mi día; lo vio, y se llenó de alegría” (Jn 8,56). Según estas palabras de Jesús, la fe de Abrahán estaba orientada ya a él; en cierto sentido, era una visión anticipada de su misterio. Así lo entiende san Agustín, al afirmar que los patriarcas se salvaron por la fe, pero no la fe en el Cristo ya venido, sino la fe en el Cristo que había de venir, una fe en tensión hacia el acontecimiento futuro de Jesús.

La fe cristiana está centrada en Cristo, es confesar que Jesús es el Señor, y Dios lo ha resucitado de entre los muertos (cf. Rm 10,9). Todas las líneas del Antiguo Testamento convergen en Cristo; él es el “sí” definitivo a todas las promesas, el fundamento de nuestro “amén” último a Dios (cf. 2 Co 1,20). La historia de Jesús es la manifestación plena de la fiabilidad de Dios. Si Israel recordaba las grandes muestras de amor de Dios, que constituían el centro de su confesión y abrían la mirada de su fe, ahora la vida de Jesús se presenta como la intervención definitiva de Dios, la manifestación suprema de su amor por nosotros.

La Palabra que Dios nos dirige en Jesús no es una más entre otras, sino su Palabra eterna (cf. Hb 1,1-2). No hay garantía más grande que Dios nos pueda dar para asegurarnos su amor, como recuerda san Pablo (cf. Rm 8,31-39). La fe cristiana es, por tanto, fe en el Amor pleno, en su poder eficaz, en su capacidad de transformar el mundo e iluminar el tiempo. “Hemos conocido el amor que Dios nos tiene y hemos creído en él” (1 Jn 4,16). La fe reconoce el amor de Dios manifestado en Jesús como el fundamento sobre el que se asienta la realidad y su destino último.

lunes 02 Diciembre 2013

lunes 02 Diciembre 2013

Luners de la primera semana de Adviento

Santa Bibiana, Beata María Ángela Astorch

Leer el comentario del Evangelio por
Concilio Vaticano II: Muchos vendrán de Oriente y Occidente y tomarán sitio… en el festín del Reino de los cielos

Isaías 4,2-6.
Aquél día, el germen del Señor será la hermosura y la gloria de los sobrevivientes de Israel, y el fruto del país será su orgullo y su ornato.
Entonces, el resto de Sión, los sobrevivientes de Jerusalén, serán llamados santos: todos ellos estarán inscritos para la vida, en Jerusalén.
Cuando el Señor lave la suciedad de las hijas de Sión y limpie a Jerusalén de la sangre derramada en ella, con el soplo abrasador del juicio,
él creará sobre toda la extensión del monte Sión y en su asamblea, una nube de humo durante el día, y la claridad de un fuego llameante durante la noche. Porque la gloria del Señor, en lo más alto de todo, será un reparo
y una choza, para dar sombra contra el calor durante el día, y servir de abrigo y refugio contra la tempestad y la lluvia.


Salmo 122(121),1-2.3-4a.4b-5.6-7.8-9.
Me puse alegre cuando me dijeron:
«¡Vamos a la casa del Señor!»
Ahora nuestros pasos se detienen
delante de tus puertas, Jerusalén.
Jerusalén, edificada cual ciudad
en que todo se funde en la unidad.

Allá suben las tribus,
las tribus del Señor, la asamblea de Israel,
para alabar el Nombre del Señor.
Pues allí están las cortes de justicia,
los ministerios de la casa de David.
Para Jerusalén pidan la paz:
«¡Que vivan tranquilos los que te aman!

¡Que la paz guarde tus muros
y haya seguridad en tus palacios!»
Por mis hermanos y por mis amigos
quiero decir: «¡La paz esté contigo!»
Por la casa del Señor nuestro Dios,
pido para ti la felicidad.




Mateo 8,5-11.
Al entrar en Cafarnaún, se le acercó un centurión, rogándole":
"Señor, mi sirviente está en casa enfermo de parálisis y sufre terriblemente".
Jesús le dijo: "Yo mismo iré a curarlo".
Pero el centurión respondió: "Señor, no soy digno de que entres en mi casa; basta que digas una palabra y mi sirviente se sanará.
Porque cuando yo, que no soy más que un oficial subalterno, digo a uno de los soldados que están a mis órdenes: 'Ve', él va, y a otro: 'Ven', él viene; y cuando digo a mi sirviente: 'Tienes que hacer esto', él lo hace".
Al oírlo, Jesús quedó admirado y dijo a los que lo seguían: "Les aseguro que no he encontrado a nadie en Israel que tenga tanta fe.
Por eso les digo que muchos vendrán de Oriente y de Occidente, y se sentarán a la mesa con Abraham, Isaac y Jacob, en el Reino de los Cielos;



Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.



Leer el comentario del Evangelio por :

Concilio Vaticano II
Decreto sobre la actividad misionera de la Iglesia “Ad Gentes”, § 2-3 (trad. © Libreria Editrice Vaticana)

Muchos vendrán de Oriente y Occidente y tomarán sitio… en el festín del Reino de los cielos

    La Iglesia peregrinante es misionera por su naturaleza, puesto que toma su origen de la misión del Hijo y del Espíritu Santo, según el designio de Dios Padre. pero este designio dimana del "amor frontal" o de la caridad de Dios Padre, que,… , engendra al Hijo, y a través del Hijo procede el Espíritu Santo, por su excesiva y misericordiosa benignidad, creándonos libremente y llamándonos además sin interés alguno a participar con Él en la vida y en la gloria, difundió con liberalidad la bondad divina y no cesa de difundirla, de forma que el que es Creador del universo, se haga por fin "todo en todas las cosas" (1 Cor, 15,28), procurando a un tiempo su gloria y nuestra felicidad. Pero plugo a Dios llamar a los hombres a la participación de su vida no sólo en particular, excluido cualquier género de conexión mutua, sino constituirlos en pueblo, en el que sus hijos que estaban dispersos se congreguen en unidad (Cf. Jn, 11,52).

     

    Este designio universal de Dios en pro de la salvación del género humano no se realiza solamente de un modo secreto en la mente de los hombres…   para establecer la paz o comunión con El y armonizar la sociedad fraterna entre los hombres, pecadores, decretó entrar en la historia de la humanidad de un modo nuevo y definitivo enviando a su Hijo en nuestra carne… a fin de instaurarlo todo en El.  Cristo Jesús fue enviado al mundo como verdadero mediador entre Dios y los hombres. Por ser Dios habita en El corporalmente toda la plenitud de la divinidad (Cf. Col., 2,9); según la naturaleza humana, nuevo Adán, lleno de gracia y de verdad (Cf. Jn., 1,14), es constituido cabeza de la humanidad renovada… se hizo pobre por nosotros, siendo rico, para que nosotros fuésemos ricos por su pobreza (2 Cor., 8,9)… Pero tomó la naturaleza humana íntegra, cual se encuentra en nosotros miserables y pobres, a excepción del pecado…: "El Hijo del Hombre ha venido a buscar y a salvar lo que estaba perdido" (Lc., 19,10).


    Mas lo que el Señor ha predicado una vez o lo que en El se ha obrado para la salvación del género humano hay que proclamarlo y difundirlo hasta los confines de la tierra (Cf. Act., 1,8),…, de suerte que lo que ha efectuado una vez para la salvación de todos consiga su efecto en la sucesión de los tiempos.



(Referencias Bíblicas : 1Co 15,28; Jn 11,52; Ef 1,10; 1Th 2,5; Col 2,9; cf 1Co 15,45; 2Co 8,9; He 4,15; Lc 19,10; Hch 1,8)

domingo 01 Diciembre 2013

domingo 01 Diciembre 2013

Primero Domingo de Adviento

Beato Carlos de Foucauld, Beato Juan Garbella de Vercelli, San Eloy

Leer el comentario del Evangelio por
San Bernardo : “Ha llegado la hora, nunca pensada en que vendrá el Hijo del hombre”

Isaías 2,1-5.
Palabra que Isaías, hijo de Amós, recibió en una visión, acerca de Judá y de Jerusalén:
Sucederá al fin de los tiempos, que la montaña de la Casa del Señor será afianzada sobre la cumbre de las montañas y se elevará por encima de las colinas. Todas las naciones afluirán hacia ella
y acudirán pueblos numerosos, que dirán; ¡Vengan, subamos a la montaña del Señor, a la Casa del Dios de Jacob! El nos instruirá en sus caminos y caminaremos por sus sendas". Porque de Sión saldrá la Ley y de Jerusalén, la palabra del Señor.
El será juez entre las naciones y árbitro de pueblos numerosos. Con sus espadas forjarán arados y podaderas con sus lanzas. No levantará la espada una nación contra otra ni se adiestrarán más para la guerra.
¡Ven, casa de Jacob, y caminemos a la luz del Señor!


Salmo 122(121),1-2.4-5.6-7.8-9.
Me puse alegre cuando me dijeron:
«¡Vamos a la casa del Señor!»
Ahora nuestros pasos se detienen
delante de tus puertas, Jerusalén.

Allá suben las tribus,
las tribus del Señor, la asamblea de Israel,
para alabar el Nombre del Señor.
Pues allí están las cortes de justicia,
los ministerios de la casa de David.

Para Jerusalén pidan la paz:
«¡Que vivan tranquilos los que te aman!
¡Que la paz guarde tus muros
y haya seguridad en tus palacios!»

Por mis hermanos y por mis amigos
quiero decir: «¡La paz esté contigo!»
Por la casa del Señor nuestro Dios,
pido para ti la felicidad.




San Pablo a los Romanos 13,11-14a.
Ustedes saben en qué tiempo vivimos y que ya es hora de despertarse, porque la salvación está ahora más cerca de nosotros que cuando abrazamos la fe.
La noche está muy avanzada y se acerca el día. Abandonemos las obras propias de la noche y vistámonos con la armadura de la luz.
Como en pleno día, procedamos dignamente: basta de excesos en la comida y en la bebida, basta de lujuria y libertinaje, no más peleas ni envidias.
Por el contrario, revístanse del Señor Jesucristo.


Mateo 24,37-44.
En aquél tiempo Jesús dijo a sus discípulos:
Cuando venga el Hijo del hombre, sucederá como en tiempos de Noé.
En los días que precedieron al diluvio, la gente comía, bebía y se casaba, hasta que Noé entró en el arca;
y no sospechaban nada, hasta que llegó el diluvio y los arrastró a todos. Lo mismo sucederá cuando venga el Hijo del hombre.
De dos hombres que estén en el campo, uno será llevado y el otro dejado.
De dos mujeres que estén moliendo, una será llevada y la otra dejada.
Estén prevenidos, porque ustedes no saben qué día vendrá su Señor.
Entiéndanlo bien: si el dueño de casa supiera a qué hora de la noche va a llegar el ladrón, velaría y no dejaría perforar las paredes de su casa.
Ustedes también estén preparados, porque el Hijo del hombre vendrá a la hora menos pensada.



Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.



Leer el comentario del Evangelio por :

San Bernardo (1091-1153), monje cisterciense y doctor de la Iglesia
Sermón 4 y 5 para Adviento

“Ha llegado la hora, nunca pensada en que vendrá el Hijo del hombre”

Justo es, hermanos, que celebréis con toda devoción el Adviento del Señor, deleitados por tanta consolación, asombrados por tanta dignación, inflamados con tanta dilección. Pero no penséis únicamente en la primera venida, cuando el Señor viene a buscar y a salvar lo que estaba perdido (Lc 19,10), sino también en la segunda, cuando volverá y nos llevará consigo. ¡Ojalá hagáis objeto de vuestras continuas meditaciones estas dos venidas, rumiando en vuestros corazones cuánto nos dio en la primera y cuánto nos ha prometido en la segunda!

Sabemos de una triple venida del Señor. Además de la primera y de la última, hay una venida intermedia. Aquéllas son visibles, pero ésta no. En la primera, el Señor se manifestó en la tierra y convivió con los hombres (Ba 3,38)…; En la última, “todos verán la salvación de Dios y mirarán al que traspasaron” (Lc 3,6; Is 40,5)… La intermedia, en cambio, es oculta, y en ella sólo los elegidos ven al Señor en lo más íntimo de sí mismos, y así sus almas se salvan.

De manera que, en la primera venida, el Señor vino en carne y debilidad; en esta segunda, en espíritu y poder; y en la última, en gloria y majestad.
Esta venida intermedia es como una senda por la que se pasa de la primera a la última: en la primera, Cristo fue nuestra redención; en la última, aparecerá como nuestra vida; en ésta, es nuestro descanso y nuestro consuelo.

sábado 30 Noviembre 2013

sábado 30 Noviembre 2013

Fiesta de san Andrés, apóstol

San Andrés Apóstol

Leer el comentario del Evangelio por
San Bernardo de Claraval : El martirio de San Andrés, apóstol

San Pablo a los Romanos 10,9-18.
Hermanos:
Si confiesas con tu boca que Jesús es el Señor y crees en tu corazón que Dios lo resucitó de entre los muertos, serás salvado.
Con el corazón se cree para alcanzar la justicia, y con la boca se confiesa para obtener la salvación.
Así lo afirma la Escritura: El que cree en él, no quedará confundido.
Porque no hay distinción entre judíos y los que no lo son: todos tienen el mismo Señor, que colma de bienes a quienes lo invocan.
Ya que todo el que invoque el nombre del Señor se salvará.
Pero, ¿cómo invocarlo sin creer en él? ¿Y cómo creer, sin haber oído hablar de él? ¿Y cómo oír hablar de él, si nadie lo predica?
¿Y quiénes predicarán, si no se los envía? Como dice la Escritura: ¡Qué hermosos son los pasos de los que anuncian buenas noticias!
Pero no todos aceptan la Buena Noticia. Así lo dice Isaías: Señor, ¿quién creyó en nuestra predicación?
La fe, por lo tanto, nace de la predicación y la predicación se realiza en virtud de la Palabra de Cristo.
Yo me pregunto: ¿Acaso no la han oído? Sí, por supuesto: Por toda la tierra se extiende su voz y sus palabras llegan hasta los confines del mundo.


Salmo 19(18),2-3.4-5.
Los cielos cuentan la gloria del Señor,
proclama el firmamento la obra de sus manos;
un día al siguiente le pasa el mensaje
y una noche a la otra se lo hace saber.

No hay discursos ni palabras
ni voces que se escuchen,
mas por todo el orbe se capta su ritmo,
y el mensaje llega hasta el fin del mundo.




Mateo 4,18-22.
Mientras caminaba a orillas del mar de Galilea, Jesús vio a dos hermanos: a Simón, llamado Pedro, y a su hermano Andrés, que echaban las redes al mar porque eran pescadores.
Entonces les dijo: "Síganme, y yo los haré pescadores de hombres".
Inmediatamente, ellos dejaron las redes y lo siguieron.
Continuando su camino, vio a otros dos hermanos: a Santiago, hijo de Zebedeo, y a su hermano Juan, que estaban en la barca con Zebedeo, su padre, arreglando las redes; y Jesús los llamó.
Inmediatamente, ellos dejaron la barca y a su padre, y lo siguieron.



Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.



Leer el comentario del Evangelio por :

San Bernardo de Claraval (1091-1153), monje cisterciense, doctor de la Iglesia
2º sermón para la fiesta de San Andrés

El martirio de San Andrés, apóstol

“¡Oh cruz largo tiempo deseada, ahora te acercas a mí para satisfacer las aspiraciones de mi alma! Vengo a ti lleno de gozo y certeza. Recíbeme con alegría, a mí, el discípulo de aquél que estuvo colgado de tus brazos...”.

Según la tradición, así hablaba san Andrés viendo de lejos la cruz levantada para su suplicio. ¿De dónde le venían a ese hombre un gozo y una exultación tan sorprendentes? ¿De dónde le venía tanta constancia en un ser tan frágil? ¿De dónde le procedían, a este hombre, un alma tan espiritual, una caridad tan ardiente y una voluntad tan fuerte? No pensemos que sacaba de sí mismo tanta valentía; era el don perfecto procedente del Padre de las luces (Jm 1,17), de aquél que sólo él puede hacer tanta maravilla. Era el Espíritu Santo que venía en ayuda de su debilidad, y que difundía en su corazón una caridad fuerte como la muerte, o mejor dicho, más fuerte que la muerte (Ct 8,6).

¡Dios quiera que hoy también nosotros tengamos parte en este Espíritu! Porque si ahora nos es doloroso el esfuerzo de la conversión, si nos enoja velar, es únicamente por el hecho de nuestra indigencia espiritual. Si tuviéramos presente al Espíritu santo, seguro que él vendría en ayuda de nuestra debilidad. Lo mismo que ha hecho por san Andrés frente a la cruz y la muerte, lo haría igualmente por nosotros: quitando al trabajo de la conversión su carácter doloroso, lo convertiría en deseable e incluso en delicioso... Hermanos, busquemos con ahínco este Espíritu, pongamos todo nuestro cuidado para lograrlo, o para poseerlo más plenamente si ya lo tenemos. Porque “el que no posee el Espíritu de Cristo no pertenece a Cristo” (Rm 8,9)... Debemos, pues, tomar nuestra cruz con san Andrés, o mejor aún con aquél que él ha seguido, el Señor, nuestro Salvador. La causa de su gozo era porque moría no solamente por Él sino como Él, y que, unido tan íntimamente con su muerte, reinaría con Él... Porque nuestra salvación está sobre esta cruz.

viernes 29 Noviembre 2013

viernes 29 Noviembre 2013

Viernes de la trigésima cuarta semana del tiempo ordinario

San Saturnino de Tolosa, Beato Bernardo Francisco Hoyos

Leer el comentario del Evangelio por
Beato John Henry Newman : “Mirad la higuera"

Daniel 7,2-14.
Daniel tomó la palabra y dijo: Yo miraba en mis visiones nocturnas, y vi los cuatro vientos del cielo que agitaban el gran mar.
Y cuatro animales enormes, diferentes entre sí, emergieron del mar.
El primero era como un león y tenía alas de águila. Yo estuve mirando hasta que fueron arrancadas sus alas; él fue levantado de la tierra y puesto de pie sobre dos patas como un hombre, y le fue dado un corazón de hombre.
Luego vi otro animal, el segundo, semejante a un oso; él estaba medio erguido y tenía tres costillas en su boca, entre sus dientes. Y le hablaban así: "¡Levántate, devora carne en abundancia!".
Después de esto, yo estaba mirando y vi otro animal como un leopardo; tenía cuatro alas de pájaro sobre el dorso y también cuatro cabezas, y le fue dado el dominio.
Después de esto, yo estaba mirando en las visiones nocturnas y vi un cuarto animal, terrible, espantoso y extremadamente fuerte; tenía enormes dientes de hierro, comía, trituraba y el resto lo pisoteaba con las patas. Era diferente de todos los animales que lo habían precedido, y tenía diez cuernos.
Yo observaba los cuernos, y vi otro cuerno, pequeño, que se elevaba entre ellos. Tres de los cuernos anteriores fueron arrancados delante de él, y sobre este cuerno había unos ojos como de hombre y una boca que hablaba con insolencia.
Yo estuve mirando hasta que fueron colocados unos tronos y un Anciano se sentó. Su vestidura era blanca como la nieve y los cabellos de su cabeza como la lana pura; su trono, llamas de fuego, con ruedas de fuego ardiente.
Un río de fuego brotaba y corría delante de él. Miles de millares lo servían, y centenares de miles estaban de pie en su presencia. El tribunal se sentó y fueron abiertos unos libros
Yo miraba a causa de las insolencias que decía el cuerno: estuve mirando hasta que el animal fue muerto, y su cuerpo destrozado y entregado al ardor del fuego.
También a los otros animales les fue retirado el dominio, pero se les permitió seguir viviendo por un momento y un tiempo.
Yo estaba mirando, en las visiones nocturnas, y vi que venía sobre las nubes del cielo como un Hijo de hombre; él avanzó hacia el Anciano y lo hicieron acercar hasta él.
Y le fue dado el dominio, la gloria y el reino, y lo sirvieron todos los pueblos, naciones y lenguas. Su dominio es un dominio eterno que no pasará, y su reino no será destruido.


Daniel 3,75.76.77.78.79.80.81.
Montes y colinas,
bendecid al Señor,
alabadlo y ensalzadlo eternamente.
Todo lo que germina en la tierra,
bendecid al Señor,
alabadlo y ensalzadlo eternamente.

Fuentes, bendecid al Señor,
alabadlo y ensalzadlo eternamente.
Mares y ríos,
bendecid al Señor,
alabadlo y ensalzadlo eternamente.

Cetáceos y todo lo que se mueve en las aguas,
bendecid al Señor,
alabadlo y ensalzadlo eternamente.
Aves todas del cielo,
bendecid al Señor,
alabadlo y ensalzadlo eternamente.

Fieras y ganados,
bendecid al Señor,
alabadlo y ensalzadlo eternamente.



Lucas 21,29-33.
Y Jesús les hizo esta comparación: "Miren lo que sucede con la higuera o con cualquier otro árbol.
Cuando comienza a echar brotes, ustedes se dan cuenta de que se acerca el verano.
Así también, cuando vean que suceden todas estas cosas, sepan que el Reino de Dios está cerca.
Les aseguro que no pasará esta generación hasta que se cumpla todo esto.
El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán.



Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.



Leer el comentario del Evangelio por :

Beato John Henry Newman (1801-1890), teólogo, fundador del Oratorio en Inglaterra
“El mundo invisible” PPS, t. 4, n° 13

“Mirad la higuera"

La tierra que contemplamos no nos satisface. No es más que un comienzo; no es más que una promesa del más allá; incluso en su mayor alegría, cuando la tierra se abre a todas las flores y muestra todos sus tesoros escondidos de la forma más atractiva, incluso entonces, no nos es suficiente. Sabemos que la tierra encierra en si muchas mas cosas de las que podemos ver. Un mundo de santos y de ángeles, un mundo glorioso, palacio para Dios, la montaña del Señor de los Ejércitos, la Jerusalén celestial, el trono de Dios y de su Cristo, todas las maravillas eternas, preciosas, misteriosas e incomprensibles se esconden detrás de lo que vemos nosotros. Lo que vemos no es más que la corteza de un reino eterno; y sobre ese reino fijamos la mirada de nuestra fe.



Muéstrate, Señor, como en el tiempo de Navidad, cuando te visitaron los pastores; que tu gloria se extienda como las flores y las ramas de los árboles. Todo el esplendor del sol, todo el cielo, las nubes, todo el verdor de los campos, la dulzura del canto de los pájaros no pueden contener el todo. No podremos nunca apropiarnos del todo. Todas estas cosas proceden de un centro de amor y de bondad que es Dios mismo; pero todas estas cosas no son su plenitud, hablan del cielo, pero no son el cielo; no son más que algunos rayos perdidos de su gloria, una débil réplica de su imagen; no son más que las migajas que caen de la mesa.

jueves, 28 de noviembre de 2013

jueves 28 Noviembre 2013

jueves 28 Noviembre 2013

Jueves de la trigésima cuarta semana del tiempo ordinario

Santa Catalina Labouré, Beato Luis Campos Górriz

Leer el comentario del Evangelio por
San Gregorio Magno : "Alzaos, levantad la cabeza, se acerca vuestra liberación"

Daniel 6,12-28.
Aquellos hombres acudieron precipitadamente y encontraron a Daniel orando y suplicando a su Dios.
Entonces de presentaron ante el rey y, refiriéndose a la prohibición real, le dijeron: "¿Acaso no has escrito una prohibición según la cual todo el que dirija una oración dentro de los próximos treinta días, a cualquier dios u hombre que no seas tú, rey, debe ser arrojado al foso de los leones?". El rey tomó la palabra y dijo: "Así es, en efecto, según la ley de los medos y de los persas, que es irrevocable".
Entonces ellos tomaron la palabra y dijeron en presencia del rey: "Daniel, uno de los deportados de Judá, no te ha hecho caso, rey, ni a ti ni a la prohibición que tú has escrito, y tres veces al día hace su oración".
Al oír esto, el rey se apenó profundamente y puso todo su empeño por salvar a Daniel: hasta el atardecer se esforzó por librarlo.
Pero esos hombres acudieron precipitadamente al rey y le dijeron: "Tienes que saber, rey, que según la ley de los medos y de los persas, ninguna prohibición o edicto promulgado por el rey puede ser modificado".
Entonces el rey mandó traer a Daniel y arrojarlo al foso de los leones. El rey tomó la palabra y dijo a Daniel: "Tu Dios, al que sirves con tanta constancia, te salvará".
Luego trajeron una piedra y la pusieron sobre la abertura del foso; el rey la selló con su anillo y con el anillo de sus dignatarios, para que no se cambiara nada en lo concerniente a Daniel.
El rey se retiró a su palacio; ayunó toda la noche, no hizo venir a sus concubinas y se le fue el sueño.
Al amanecer, apenas despuntado el día, el rey se levantó y fue rápidamente al foso de los leones.
Cuando se acercó a él, llamó a Daniel con voz angustiosa. El rey tomó la palabra y dijo a Daniel: "Daniel, servidor del Dios viviente, ¿ha podido tu Dios, al que sirves con tanta constancia, salvarte de los leones?".
Daniel dijo al rey: "¡Viva el rey eternamente!
Mi Dios ha enviado a su Angel y ha cerrado las fauces de los leones, y ellos no me han hecho ningún mal, porque yo he sido hallado inocente en su presencia; tampoco ante ti, rey, había cometido ningún mal".
El rey sintió una gran alegría a causa de Daniel, y ordenó que lo sacaran del foso. Daniel fue sacado del foso, y no se le encontró ni un rasguño, porque había confiado en su Dios.
Luego el rey mandó traer a los hombres que habían acusado a Daniel y los hizo arrojar al foso de los leones, con sus hijos y sus mujeres. Y no habían llegado aún al fondo del foso, cuando ya los leones se apoderaron de ellos y les trituraron todos los huesos.
Entonces el rey Darío escribió a todos los pueblos, naciones y lenguas que habitan sobre la tierra: "¡Tengan ustedes paz en abundancia!
Yo ordeno que en todo el dominio de mi reino se tiemble y se sienta temor ante el Dios de Daniel, porque él es el Dios viviente y subsiste para siempre; su reino no será destruido y su dominio durará hasta el fin.
El salva y libera, realiza signos y prodigios en el cielo y sobre la tierra. El ha salvado a Daniel del poder de los leones".


Daniel 3,68.69.70.71.72.73.74.
Heladas y nieves, bendecid al Señor,
alabadlo y ensalzadlo eternamente.
Frío y hielo, bendecid al Señor,
alabadlo y ensalzadlo eternamente.

Nieves y escarchas, bendecid al Señor,
alabadlo y ensalzadlo eternamente.
Noches y días, bendecid al Señor,
alabadlo y ensalzadlo eternamente.

Luz y tinieblas, bendecid al Señor,
alabadlo y ensalzadlo eternamente.
Rayos y nubes, bendecid al Señor,
alabadlo y ensalzadlo eternamente.

Que la tierra bendiga al Señor,
que lo alabe y lo ensalce eternamente.



Lucas 21,20-28.
Cuando vean a Jerusalén sitiada por los ejércitos, sepan que su ruina está próxima.
Los que estén en Judea, que se refugien en las montañas; los que estén dentro de la ciudad, que se alejen; y los que estén en los campos, que no vuelvan a ella.
Porque serán días de escarmiento, en que todo lo que está escrito deberá cumplirse.
¡Ay de las que estén embarazadas o tengan niños de pecho en aquellos días! Será grande la desgracia de este país y la ira de Dios pesará sobre este pueblo.
Caerán al filo de la espada, serán llevados cautivos a todas las naciones, y Jerusalén será pisoteada por los paganos, hasta que el tiempo de los paganos llegue a su cumplimiento.
Habrá señales en el sol, en la luna y en las estrellas; y en la tierra, los pueblos serán presa de la angustia ante el rugido del mar y la violencia de las olas.
Los hombres desfallecerán de miedo por lo que sobrevendrá al mundo, porque los astros se conmoverán.
Entonces se verá al Hijo del hombre venir sobre una nube, lleno de poder y de gloria.
Cuando comience a suceder esto, tengan ánimo y levanten la cabeza, porque está por llegarles la liberación".



Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.



Leer el comentario del Evangelio por :

San Gregorio Magno (c.540-604), papa y doctor de la Iglesia
Homilías sobre el Evangelio, n° 1, 3

"Alzaos, levantad la cabeza, se acerca vuestra liberación"

"Las potencias de los cielos serán puestas en movimiento. " ¿A quién llama el Señor potencias de los cielos, si no a los ángeles, los arcángeles, los Tronos, las Dominaciones, los Principados y los Poderes? (Col 1,16) aparecerán visiblemente en el momento de la llegada del Juez...

Entonces verán al Hijo del Hombre venir sobre las nubes con gran poder y majestad; como si claramente nos dijera: verán rodeado de gran pompa y majestad, al que no quisieron oír cuando se presentó humilde… estas palabras fueron dichas para los réprobos; pero para consuelo de los elegidos, dice:”Cuando empiecen a cumplirse estas cosas, levantad vuestras cabezas, puesto que se acerca vuestra redención”. Es como si la Verdad advirtiera claramente a sus elegidos diciendo: " en el momento en el que las desgracias del mundo se multiplican, regocijaos. Mientras se acaba el mundo, del que nunca fuisteis amigos, la redención que siempre deseasteis se acerca".

Los que aman a Dios son invitados a regocijarse por ver acercarse el fin del mundo, porque encontrarán pronto el mundo que desean, cuando haya pasado aquel al que no están atados. Que los fieles que deseen ver a Dios, se abstenga bien de llorar por las desgracias que golpean el mundo, ya que sabe que estas mismas desgracias llegan su fin. Está escrito en efecto: "el que quiere ser amigo de las cosas de este mundo se hace enemigo de Dios" (Jc 4,4). El que pues no se regocija por ver acercarse el fin de este mundo, ése muestra que es su amigo, y de ahí da pruebas de ser enemigo de Dios.

Más no sea así el corazón de los fieles, de los que creen que existe otra vida y los que, por sus actos, prueban que le aman... ¿En efecto, qué es esta vida mortal si no un camino? ¡Qué locura, hermanos míos, agotarse en el camino, no queriendo alcanzar el fin!...
Así, hermanos míos, no améis las cosas de este mundo, que, como vemos según los acontecimientos que se producen alrededor nuestro, no podrá subsistir por mucho tiempo.

miércoles 27 Noviembre 2013

miércoles 27 Noviembre 2013

Miércoles de la trigésima cuarta semana del tiempo ordinario

Beato Bernardino de Fossa, San Virgilio Salzburgo

Leer el comentario del Evangelio por
Santa Teresa de Jesús : “Haceos el propósito de no preocuparos por vuestra defensa.”

Daniel 5,1-6.13-14.16-17.23-28.
El rey Baltasar ofreció un gran banquete a mil de sus dignatarios, y bebió vino en la presencia de esos mil.
Estimulado por el vino, Baltasar mandó traer los vasos de oro y plata que Nabucodonosor, su padre, había sacado del Templo de Jerusalén, para que bebieran en ellos el rey y sus dignatarios, sus mujeres y sus concubinas.
Entonces trajeron los vasos de oro que habían sido sacados del Templo, de la Casa de Dios en Jerusalén, y bebieron en ellos el rey y sus dignatarios, sus mujeres y sus concubinas.
Mientras bebían vino, glorificaban a los dioses de oro y plata, de bronce, hierro, madera y piedra.
De pronto, aparecieron unos dedos de mano humana, que escribían sobre el estuco del muro del palacio real, frente al candelabro, y el rey veía el extremo de esa mano que escribía.
Entonces el rey cambió de color y sus pensamientos lo llenaron de espanto; se le aflojaron todos los miembros y se entrechocaban sus rodillas.
Daniel fue introducido en la presencia del rey, y este, tomando la palabra, le dijo: "¿Así que tú eres Daniel, uno de los deportados judíos que el rey, mi padre, hizo venir de Judá?
Yo he oído decir que en ti reside el espíritu de los dioses, y que se han hallado en ti clarividencia, perspicacia y una sabiduría superior.
Yo he oído de ti que puedes dar interpretaciones y resolver problemas. Si tú ahora puedes leer la inscripción y me haces conocer su interpretación, te vestirás de púrpura, llevarás un collar de oro en tu cuello y ocuparás el tercer puesto en el reino".
Daniel tomó la palabra y dijo en presencia del rey: "Puedes guardar para ti tus dones y dar a otros tus regalos; de todas maneras, yo leeré al rey la inscripción y le haré conocer su interpretación.
Te has exaltado contra el Señor del cielo: han traído a tu presencia los vasos de su Casa, y han bebido vino en ellos, tú y tus dignatarios, tus mujeres y tus concubinas; has glorificado a los dioses de plata y oro, de bronce, hierro, madera y piedra, que no ven, ni oyen, ni entienden, pero no has celebrado al Dios que tiene en su mano tu aliento y a quien pertenecen todos tus caminos.
Por eso ha sido enviada esta mano de parte de él, y ha sido trazada esta inscripción.
Esta es la inscripción que ha sido trazada: Mené, Tequel, Parsín.
Y esta es la interpretación de las palabras: Mené: Dios ha contado los días de tu reinado y les ha puesto fin;
Tequel: tú has sido pesado en la balanza y hallado falto de peso;
Parsín: tu reino ha sido dividido y entregado a los medos y a los persas".


Daniel 3,62.63.64.65.66.67.
Sol y luna, bendecid al Señor,
alabadlo y ensalzadlo eternamente.
Astros del cielo,bendecid al Señor,
alabadlo y ensalzadlo eternamente.

Lluvia y rocío, bendecid al Señor,
alabadlo y ensalzadlo eternamente.
Vientos todos, bendecid al Señor,
alabadlo y ensalzadlo eternamente.

Fuego y calor, bendecid al Señor,
alabadlo y ensalzadlo eternamente.
Frío y calor, bendecid al Señor,
alabadlo y ensalzadlo eternamente.




Lucas 21,12-19.
Pero antes de todo eso, los detendrán, los perseguirán, los entregarán a las sinagogas y serán encarcelados; los llevarán ante reyes y gobernadores a causa de mi Nombre,
y esto les sucederá para que puedan dar testimonio de mí.
Tengan bien presente que no deberán preparar su defensa,
porque yo mismo les daré una elocuencia y una sabiduría que ninguno de sus adversarios podrá resistir ni contradecir.
Serán entregados hasta por sus propios padres y hermanos, por sus parientes y amigos; y a muchos de ustedes los matarán.
Serán odiados por todos a causa de mi Nombre.
Pero ni siquiera un cabello se les caerá de la cabeza.
Gracias a la constancia salvarán sus vidas.



Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.



Leer el comentario del Evangelio por :

Santa Teresa de Jesús (1515-1582), carmelita descalza, doctora de la Iglesia
Meditaciones sobre los Cantares, 3,4-6 LN/C

“Haceos el propósito de no preocuparos por vuestra defensa.”

¡Oh amor fuerte de Dios, y cómo no le parece que ha de haber cosa imposible a quien ama!¡Oh, dichosa alma que ha llegado a alcanzar esta paz de su Dios, que esté señoreada sobre todos los trabajos y peligros del mundo, que ninguno teme a cuento de servir a tan buen Esposo y Señor,... Mirad una cosa que se me ofrece ahora y viene a propósito para los que de su natural son pusilánimes y de ánimo flaco, que por la mayor parte serán mujeres, y aunque en hecho de verdad su alma haya llegado a este estado, su flaco natural teme. Es menester tener aviso, porque esta flaqueza natural nos hará perder una gran corona. Cuando os hallareis con esta pusilanimidad, acudid a la fe y humildad y no dejéis de acometer con fe, que Dios lo puede todo, y así pudo dar fortaleza a muchas niñas santas, y se la dio para pasar tantos tormentos, como se determinaron a pasar por El.


De esta determinación quiere hacerle señor de este libre albedrío, que no ha menester El nuestro esfuerzo de nada, antes gusta Su Majestad de querer que resplandezcan sus obras en gente flaca, porque hay más lugar de obrar su poder y de cumplir el deseo que tiene de hacernos mercedes...


Para esto os han de aprovechar las virtudes que Dios os ha dado, para hacer con determinación y dar de mano a las razones del entendimiento y a vuestra flaqueza, y para no dar lugar a que crezca con pensar: “si será”, “si no será”, “quizá por mis pecados no mereceré yo que me dé fortaleza como a otros ha dado”. No es ahora tiempo de pensar vuestros pecados. Dejadlos aparte, que no es con sazón esa humildad. Es mala coyuntura...Tened por cierto que nunca dejará el Señor a sus amadores cuando por sólo El se aventuran.”

martes 26 Noviembre 2013

martes 26 Noviembre 2013

Martes de la trigésima cuarta semana del tiempo ordinario

Leer el comentario del Evangelio por
Papa Francisco: “Destruid este templo y en tres días lo levantaré… él hablaba del templo de su cuerpo”

Daniel 2,31-45.
Tú, rey, estabas mirando, y viste una gran estatua. Esa estatua, enorme y de un brillo extraordinario, se alzaba delante de ti, y su aspecto era impresionante.
Su cabeza era de oro fino; su pecho y sus brazos, de plata; su vientre y sus caderas, de bronce;
sus piernas, de hierro, y sus pies, parte de hierro y parte de arcilla.
Tú estabas mirando, y de pronto se desprendió una piedra, sin que interviniera ninguna mano: ella golpeó la estatua sobre sus pies de hierro y de arcilla, y los pulverizó.
Entonces fueron pulverizados al mismo tiempo el hierro, la arcilla, el bronce, la plata y el oro; fueron como la paja en la era durante el verano: el viento se los llevó y no quedó ningún rastro. En cuanto a la piedra que había golpeado la estatua, se convirtió en una gran montaña, y llenó toda la tierra.
Este fue el sueño; ahora diremos su interpretación en presencia del rey.
Tú, rey, eres el rey de reyes, a quien el Dios del cielo ha conferido la realeza, el poder, la fuerza y la gloria;
él ha puesto en tus manos a los hombres, los animales del campo y las aves del cielo, cualquiera sea el lugar donde habitan, y te ha hecho dominar sobre todos ellos: por eso la cabeza de oro eres tú.
Después de ti surgirá otro reino inferior a ti, y luego aparecerá un tercer reino, que será de bronce y dominará sobre toda la tierra.
Y un cuarto reino será duro como el hierro: así como el hierro tritura y pulveriza todo - como el hierro que destroza - él los triturará y destrozará a todos ellos.
También has visto los pies y los dedos, en parte de arcilla de alfarero y en parte de hierro, porque ese será un reino dividido: habrá en él algo de la solidez de hierro, conforme a lo que has visto del hierro mezclado con la masa de arcilla;
pero como los dedos de los pies son en parte de hierro y en parte de arcilla, una parte del reino será fuerte, y una parte frágil.
Tú has visto el hierro mezclado con la masa de arcilla, porque ellos se mezclarán entre sí por lazos matrimoniales, pero no llegarán a adherirse mutuamente, como el hierro no se mezcla con la arcilla.
Y en los días de estos reyes, el Dios del cielo suscitará un reino que nunca será destruido y cuya realeza no pasará a otro pueblo: él pulverizará y aniquilará a todos esos reinos, y él mismo subsistirá para siempre,
porque tú has visto, que una piedra se desprendía de la montaña, sin la intervención de ninguna mano, y ella pulverizó el hierro, el bronce, la arcilla, la plata y el oro. El Dios grande hace conocer al rey lo que va a suceder en adelante. El sueño es cierto y su interpretación digna de fe".


Daniel 3,57.58.59.60.61.
Obras todas del Señor, bendecid al Señor,
alabadlo y ensalzadlo eternamente.
Ángeles del Señor, bendecid al Señor,
alabadlo y ensalzadlo eternamente.

Cielos, bendecid al Señor,
alabadlo y ensalzadlo eternamente.
Aguas que estáis sobre los cielos, bendecid al Señor,
alabadlo y ensalzadlo eternamente.

Fuerzas todas del Señor, bendecid al Señor,
alabadlo y ensalzadlo eternamente.



Lucas 21,5-11.
Y como algunos, hablando del Templo, decían que estaba adornado con hermosas piedras y ofrendas votivas, Jesús dijo:
"De todo lo que ustedes contemplan, un día no quedará piedra sobre piedra: todo será destruido".
Ellos le preguntaron: "Maestro, ¿cuándo tendrá lugar esto, y cuál será la señal de que va a suceder?".
Jesús respondió: "Tengan cuidado, no se dejen engañar, porque muchos se presentarán en mi Nombre, diciendo: 'Soy yo', y también: 'El tiempo está cerca'. No los sigan.
Cuando oigan hablar de guerras y revoluciones no se alarmen; es necesario que esto ocurra antes, pero no llegará tan pronto el fin".
Después les dijo: "Se levantará nación contra nación y reino contra reino.
Habrá grandes terremotos; peste y hambre en muchas partes; se verán también fenómenos aterradores y grandes señales en el cielo.



Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.



Leer el comentario del Evangelio por :

Papa Francisco
Audiencia general del 26/06/2013 (trad. © copyright Libreria Editrice Vaticana)

“Destruid este templo y en tres días lo levantaré… él hablaba del templo de su cuerpo”

El antiguo Templo estaba edificado por las manos de los hombres: se quería “dar una casa” a Dios para tener un signo visible de su presencia en medio del pueblo. Con la Encarnación del Hijo de Dios, se cumple la profecía de Natán al rey David (cf. 2 Sam 7, 1-29): no es el rey, no somos nosotros quienes “damos una casa a Dios”, sino que es Dios mismo quien “construye su casa” para venir a habitar entre nosotros, como escribe san Juan en su Evangelio (cf. 1, 14). Cristo es el Templo viviente del Padre, y Cristo mismo edifica su “casa espiritual”, la Iglesia, hecha no de piedras materiales, sino de “piedras vivientes” (1P 2,5), que somos nosotros.

El Apóstol Pablo dice a los cristianos de Éfeso: “Estáis edificados sobre el cimiento de los apóstoles y profetas, y el mismo Cristo Jesús es la piedra angular. Por Él todo el edificio queda ensamblado, y se va levantado hasta formar un templo consagrado al Señor. Por Él también vosotros entráis con ellos en la construcción, para ser morada de Dios, por el Espíritu” (Ef 2, 20-22). ¡Esto es algo bello! Nosotros somos las piedras vivas del edificio de Dios, unidas profundamente a Cristo, que es la piedra de sustentación, y también de sustentación entre nosotros. ¿Qué quiere decir esto? Quiere decir que el templo somos nosotros, nosotros somos la Iglesia viviente, el templo viviente, y cuando estamos juntos entre nosotros está también el Espíritu Santo, que nos ayuda a crecer como Iglesia.

Nosotros no estamos aislados, sino que somos pueblo de Dios: ¡ésta es la Iglesia!...
Desearía entonces que nos preguntáramos: ¿cómo vivimos nuestro ser Iglesia? ¿Somos piedras vivas o somos, por así decirlo, piedras cansadas, aburridas, indiferentes? ¿Habéis visto qué feo es ver a un cristiano cansado, aburrido, indiferente? Un cristiano así no funciona; el cristiano debe ser vivo, alegre de ser cristiano; debe vivir esta belleza de formar parte del pueblo de Dios que es la Iglesia.

lunes 25 Noviembre 2013

lunes 25 Noviembre 2013

Lunes de la trigésima cuarta semana del tiempo ordinario

Santa Catalina de Alejandría, Beata Isabel Achler

Leer el comentario del Evangelio por
Beato Carlos de Foucauld : “Lo dio todo”

Daniel 1,1-6.8-20.
El tercer año del reinado de Joaquím, rey de Judá, llegó a Jerusalén Nabucodonosor, rey de Babilonia, y la sitió.
El Señor entregó en sus manos a Joaquím, rey de Judá, y una parte de los objetos de la Casa de Dios. Nabucodonosor los llevó al país de Senaar, y depositó los objetos en el tesoro de su dios.
El rey ordenó a Aspenaz, jefe de sus eunucos, que seleccionara entre los israelitas de estirpe real o de familia noble,
a algunos jóvenes sin ningún defecto físico, de buena presencia, versados en toda clase de sabiduría, dotados de conocimiento, inteligentes y aptos para servir en el palacio del rey, a fin de que se los instruyera en la literatura y en la lengua de los caldeos.
El rey les asignó para cada día una porción de sus propios manjares y del vino que él bebía. Ellos debían ser educados durante tres años, y al cabo de esos años se pondrían al servicio del rey.
Entre ellos se encontraban Daniel, Ananías, Misael y Azarias, que eran judíos.
Daniel estaba decidido a no contaminarse con los manjares del rey y con el vino que él bebía, y rogó al jefe de los eunucos que no lo obligara a contaminarse.
Dios hizo que él se ganara el afecto y la simpatía del jefe de los eunucos.
Pero este dijo a Daniel: "Yo temo a mi señor el rey, que les ha asignado la comida y la bebida; si él llega a ver el rostro de ustedes más demacrado que el de los jóvenes de su misma edad, ustedes harían peligrar mi cabeza delante del rey".
Daniel dijo al guardia a quien el jefe de los eunucos había confiado el cuidado de Daniel, Ananías, Misael y Azarías:
"Por favor, pon a prueba a tus servidores durante diez días; que nos den legumbres para comer y agua para beber;
compara luego nuestros rostros con el de los jóvenes que comen los manjares del rey, y actúa con tus servidores conforme a lo que veas".
El aceptó la propuesta, y los puso a prueba durante diez días.
Al cabo de esos días, se vio que ellos tenían mejor semblante y estaban más rozagantes que todos los jóvenes que comían los manjares del rey.
Desde entonces, el guardia les retiró los manjares y el vino que debían tomar, y les dio legumbres.
Dios concedió a estos cuatro jóvenes ciencia e inteligencia en todo lo referente a la literatura y la sabiduría, y Daniel podía entender visiones y sueños de toda índole.
Al cabo de los días que el rey había fijado para que le fueran presentados los jóvenes, el jefe de los eunucos los llevó ante Nabucodonosor.
El rey conversó con ellos, y entre todos no se encontró ningún otro como Daniel, Ananías, Misael y Azarías. Ellos permanecieron al servicio del rey,
y en todo lo que el rey les preguntó sobre cuestiones de sabiduría y discernimiento, los encontró diez veces superiores a todos los magos y adivinos que había en todo su reino.


Daniel 3,52.53.54.55.56.
Bendito seas, Señor,
Dios de nuestros padres,
loado, exaltado eternamente.
Bendito el santo nombre de tu gloria,
loado, exaltado eternamente.

Bendito seas en el templo de tu santa gloria,
cantado, enaltecido eternamente.
Bendito seas en el trono de tu reino,
cantado, exaltado eternamente.

Bendito tú, que sondas los abismos,
que te sientas sobre querubines,
loado, exaltado eternamente.
Bendito seas en el firmamento del cielo,
cantado, glorificado eternamente.




Lucas 21,1-4.
Después, levantando los ojos, Jesús vio a unos ricos que ponían sus ofrendas en el tesoro del Templo.
Vio también a una viuda de condición muy humilde, que ponía dos pequeñas monedas de cobre,
y dijo: "Les aseguro que esta pobre viuda ha dado más que nadie.
Porque todos los demás dieron como ofrenda algo de lo que les sobraba, pero ella, de su indigencia, dio todo lo que tenía para vivir".



Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.



Leer el comentario del Evangelio por :

Beato Carlos de Foucauld (1858-1916), ermitaño y misionero en el Sahara
Meditaciones sobre los evangelios respecto a las principales virtudes (1896)

“Lo dio todo”

“Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu.” (Lc 23,46) Esta es la última oración de nuestro Maestro, nuestro Amado. ¡Ojala sea también la nuestra! No sólo la oración de nuestro último instante sino la de todos los instantes;

“Padre mío, a tus manos me encomiendo, Padre mío, me confío a ti, Padre mío, me abandono a ti. Padre mío, haz de mí lo que quieras. Sea lo que sea, te doy gracias, te doy gracias por todo.


Estoy dispuesto a todo, lo acepto todo, te doy gracias por todo, con tal que se haga en mí tu voluntad, oh Dios, con tal que se haga tu voluntad en todas tus criaturas, en todos tus hijos, en todo lo que tú amas.


No anhelo nada más, Dios mío. Entrego mi espíritu a tus manos, te lo doy, Dios mío, con todo el amor de mi corazón, porque te quiero y me lo exige el amor que te tengo: abandonar todo, sin medida, entre tus manos. Me confío a ti, con inmensa confianza porque tú eres mi Padre”.